Cuento

La esperanza

Dos agricultores

En el cálido y soleado pueblo de San Pedro, rodeado de frondosos árboles de mango, vivían Don José y Don Juan, dos agricultores que dedicaban sus días a cultivar los mejores mangos de la región.

Trabajo y pasión por la tierra

Ambos hombres eran conocidos por su arduo trabajo y su pasión por la tierra, pero también compartían una frustración común: los intermediarios que compraban sus mangos a precios irrisorios y luego los vendían a precios exorbitantes en el mercado.

Don Juán

Don Juan, un hombre de sonrisa cálida y espíritu indomable, había vivido una experiencia similar. Le pagaron su mango criollo a 2 pesos y luego lo vio en venta a 25 pesos. “Por esto me interesa estar en la cooperativa, ya no quiero regalarle mi trabajo al intermediario,” decía con determinación. Ambos hombres sabían que algo tenía que cambiar.

Don José

Un hombre de mirada serena y manos curtidas por el trabajo, recordaba con tristeza el día en que cortó sus mangos con entusiasmo y los llevó al comprador. “El de primera se lo pagaron a 7 pesos y el de segunda a 4 pesos, si quieres o te lo llevas,” le dijeron. Haciendo cuentas, Don José se dio cuenta de que estaba perdiendo dinero. Luego, vio sus mangos en venta a 30 pesos en el mercado. La injusticia de la situación lo llenó de desánimo.

Un día, mientras caminaban por el mercado del pueblo, Don José y Don Juan escucharon a un grupo de agricultores hablando sobre la formación de una cooperativa. La idea era simple pero poderosa: unir esfuerzos para obtener mejores recursos económicos y, lo más importante, apoyarse mutuamente. La cooperativa ofrecería asesoría técnica y facilitaría la compra colectiva de insumos, brindando a los productores la esperanza de un futuro mejor. Don José y Don Juan se unieron a la cooperativa con entusiasmo. Por primera vez en mucho tiempo, sintieron que no estaban solos en su lucha. Tenían un grupo de compañeros que compartían sus sueños y trabajaban juntos para hacerlos realidad. La cooperativa se convirtió en un símbolo de solidaridad y perseverancia en San Pedro. Con mucho esfuerzo y dedicación, la cooperativa comenzó a funcionar. Los agricultores se reunían cada semana para planificar y organizar el trabajo. Don José descubrió que tenía talento para hacer deliciosos productos derivados del mango, mientras que Don Juan se especializó en técnicas de cultivo sostenible. Cada uno aportaba lo mejor de sí mismo, y juntos lograban más de lo que nunca habrían imaginado.

Gracias a la cooperativa

Don José y Don Juan no solo lograron mejorar su situación económica, sino que también aprendieron valiosas lecciones sobre autonomía y confianza. Entendieron que, al apoyarse mutuamente, todos podían alcanzar sus sueños y superar las adversidades. La esperanza que habían encontrado en la cooperativa no la soltarían jamás.

El éxito de la cooperativa se extendió rápidamente por todo el pueblo, inspirando a muchos otros agricultores a seguir su ejemplo. Don José y Don Juan se convirtieron en símbolos de solidaridad y perseverancia, mostrando al mundo que, cuando las personas trabajan juntas, todo es posible.

Ahora, San Pedro no solo había mejorado su situación económica, sino que también había creado un fuerte lazo de amistad y confianza que unía a sus habitantes para siempre. La cooperativa no solo cambió sus vidas; les enseñó el poder de la unión y el apoyo colectivo. La esperanza que habían encontrado en la cooperativa se convirtió en la fuerza que los impulsaba a seguir adelante, desafiando lo imposible y construyendo un futuro lleno de bienestar y esperanza.

Autor: Dr. José Guadalupe Bermúdez Olivares

Diseño: Luis Garnica