La cooperativa de María
En un pequeño pueblo rodeado de campos verdes y montañas, vivía María, una joven valiente y trabajadora. A sus cortos años de vida, María ya era madre de tres pequeños a los que debía alimentar, vestir y llevar a la escuela. Sin ayuda de nadie, María luchaba día a día para sobrevivir. La vida era difícil, pero ella nunca perdía la esperanza de mejorar su situación.

Un día
mientras caminaba por el mercado del pueblo, escuchó a un grupo de mujeres hablando entusiasmadas sobre una idea. Decidieron formar una cooperativa donde todas trabajarían juntas para crear productos y venderlos. La idea era que, uniendo sus esfuerzos, podrían obtener mejores recursos económicos y, lo más importante, apoyarse mutuamente. María sintió curiosidad y, llena de esperanza, se acercó a escuchar.
Las mujeres explicaron que la cooperativa se basaría en la solidaridad y el trabajo en equipo, valores que permitirían a cada integrante mejorar su vida y la de sus familias. María, emocionada, decidió unirse. Por primera vez en mucho tiempo, sintió que no estaba sola. Tenía un grupo de amigas que se convertirían en sus socias y compañeras.

Con esfuerzo y dedicación
La cooperativa empezó a funcionar. Las mujeres se reunían cada semana para planificar y organizar el trabajo. María descubrió que tenía talento para hacer deliciosos pasteles, mientras que otras eran expertas en tejer o crear hermosos adornos. Cada una aportaba lo mejor de sí misma, y juntas lograban más de lo que nunca habrían imaginado.
Gracias a la cooperativa, María no solo logró dar una vida mejor a sus hijos, sino que también aprendió valiosas lecciones sobre autonomía y confianza. Entendió que, al apoyarse mutuamente, todas podían alcanzar sus sueños y superar las adversidades.




Éxito
El éxito de la cooperativa se extendió rápidamente por todo el pueblo, inspirando a muchas otras mujeres a seguir su ejemplo. María se convirtió en un símbolo de solidaridad y perseverancia, mostrando al mundo que, cuando las personas trabajan juntas, todo es posible.
Ahora, María y sus compañeras no solo habían mejorado su situación económica, sino que también habían creado un fuerte lazo de amistad y confianza que las unía para siempre. La cooperativa no solo cambió sus vidas; les enseñó el poder de la unión y el apoyo colectivo.
Autor: Dr. José Guadalupe Bermúdez Olivares
Diseño: Luis Garnica